La indiferencia, mata y asesina, pero nunca es verdadera. La máscara de la indiferencia tapa las cosas como son realmente. Es el escudo de los que se piensan fuertes, de los que tienen miedo de sentir, de los que creen que tienen algo que perder. Sin embargo, no hay nada, y se sumen en lastimas, hieren con fiereza y destrozan almas paseando por la vida, en las tardes de otoño, que te dejan los dedos fríos y la mente en blanco. Y las hojas crujen bajo los zapatos y los pensamientos se aplastan en tu mente. Deja de engañarte, que no sirve de nada luchar contra algo natural, será lo que deba ser.
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